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Por María Fernanda Torres Varela, Promotora Social - COOPECAJA R.L.
“Las personas no cambian”, es una idea que se escucha de manera popular. Sin embargo, existen dos factores para que esta premisa sea una realidad: la primera, una falta de conocimiento sobre cómo hacer cambios y dos, una falta de voluntad para cambiar. En el último de los escenarios, la suerte está dada, “el no quiero” ha ganado. En el primer caso, es posible implementar nuevos hábitos para vivir mejor.
Las finanzas personales no son ajenas a este dilema y los buenos y malos hábitos son parte de la naturaleza humana. Aun así, más vale cambiar los malos hábitos a la brevedad posible, ya que pueden convertirse en una peligrosa fuga de dinero.
Inicialmente, usted necesitará identificar aquellas acciones que empobrecen su bolsillo y su calidad de vida:
Desconocimiento sobre cómo funcionan las tarjetas de crédito: Recuerde que en este medio de pago, el dinero es “alquilado” a un tiempo y con una tasa de interés. Si usted desconoce fechas importantes como la fecha de corte y la fecha de pago, los intereses pueden aumentar su deuda. El pago mínimo, por ejemplo, únicamente cubre los gastos administrativos de la entidad financiera.
Comer siempre fuera y sucumbir a los antojos: Aunque sea un gusto merecido, estos “gastos hormiga” afectan el bolsillo, ya que no solemos registrarlos. El comer fuera continuamente, aumenta las probabilidades ganar peso y de desarrollar otros padecimientos de salud
Tomar los gustos y aspiraciones ajenos como personales. Comprar todo lo que otros tienen para no sentirse “fuera del grupo” es una mala decisión financiera. No solo agrega estrés al día a día, sino que nos acostumbra a nunca estar conformes. No se compare y será más feliz, viva bajo su propia fórmula de bienestar, metas y aspiraciones.
No saber decir que “No”: Este hábito afecta además la vida laboral y amorosa, ya que hay un problema de límites en juego.
Utilizar el empeño como forma de financiamiento: Las tasas de interés suelen ser altas, por lo que usualmente los artículos no son recuperables. Esto promueve un círculo vicioso de endeudamiento y pobreza.
Considerar los imprevistos como hechos ficticios: Ante eventualidades como un accidente, un arreglo de emergencia o enfermedades, la falta de ahorro y la preocupación nos lanzan a decisiones “apaga fuegos” de riesgo financiero.
Hacer de las compras una terapia: Si cada vez que usted tiene un mal día considera que merece comprar algo, hay un tema de emociones por trabajar. Pruebe otras actividades de bajo costo, pero alto impacto positivo: hacer ejercicio, conversar con amigos, leer, meditar ó escuchar música.
Decir constantemente “no tengo dinero” “no me alcanza” “no puedo”: Los malos pensamientos generan malas acciones. Cuando nos quejamos constantemente de nuestra situación económica disminuimos la energía y la fuerza que podemos dedicar a actividades más productivas. Recuerde agradecer lo que tiene, lo que ha conseguido y lo que vendrá con el esfuerzo y la actitud correcta. El agradecimiento es una semilla para la abundancia.
Identificar estos pequeños “ladrones” le permitirá administrar mejor su dinero: Recuerde que las finanzas sanas no son tema de cantidad, sino, de personas que toman en serio su vida y su felicidad.
Si le interesa este tema y otros vinculados al Bienestar Financiero, en Coopecaja podemos ayudarle.