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Es el año 2023 y aún hay muchas mujeres que no tienen las mismas oportunidades que los hombres en diferentes espacios de la vida cotidiana. A esto le llamamos brechas de género y se presentan en muchas áreas. Por ejemplo, en el ámbito económico: sabía usted que de acuerdo con datos de ONU mujeres, el 70% de la población en condición de pobreza son mujeres? O que en promedio las mujeres reciben hasta 23% menos salario que los hombres en el mismo puesto y con los mismos atestados?
Pero también, las mujeres tienen menos oportunidades de participar en política: en el 61% de los países nunca ha habido una presidenta mujer; menos posibilidades de salir al mercado laboral con una tasa de desocupación de 12,4% en América latina (en hombres es del 8,6% de acuerdo con la OIT) y más probabilidades de sufrir violencia de pareja (1 de cada 3 mujeres la ha experimentado, de acuerdo a ONU mujeres) y violencia sexual.
Estas y otras brechas de género existen principalmente (de acuerdo con el foro económico mundial) por los sesgos inconscientes de las personas tomadoras de decisión que muchas veces dificultan una igualitaria incorporación de la mujer en el mercado laboral y en la vida económica. Los sesgos inconscientes son asociaciones que hacemos todos los días: las hacemos sin pensar y resultan en juicios y actitudes hacia las demás personas.
Al ser automáticos, afectan nuestras acciones y nos pueden llevar a tener conductas de discriminación hacia cierto grupo. Por ejemplo, para 1970 solamente 5% de las personas que componían las orquestas de renombre en estados unidos eran mujeres: quienes decidían las audiciones, afirmaban que esto respondía a una falta de capacidad de ellas. La orquesta sinfónica de Boston opto por poner una cortina para que las audiciones fueran a ciegas y no se pudiera conocer a quien estaba detrás tocando el instrumento. El resultado? Aumento en un 50% la cantidad de mujeres que pasaban la audición y hoy representan el 35% de la composición de las orquestas.
En otro famoso experimento, se presentó a empleadores dos currículos con los mismos atestados y la misma experiencia laboral, la única diferencia es que uno estaba a nombre de John y el otro a nombre de Jennifer. El que tenía nombre de mujer tuvo menos ofertas de contratación y menor salario: 4000 dólares menos!
La responsabilidad para tener una mayor igualdad de las mujeres no puede caer solamente sobre sus hombros, hay acciones organizacionales que se deben llevar a cabo: ejecutar diagnósticos de brechas, construir planes de acción para cerrarlas, revisar procesos para garantizar que estén libres de sesgos, buscar que haya representación en puestos de liderazgo, entre otras.
Pero también es una responsabilidad de todas las personas revisar sus sesgos y preguntarse como pueden estar discriminando en sus espacios personales y laborales: cuestionar sus privilegios, analizar sus aprendizajes y fomentar mayor contacto con personas que rompen estereotipos tradicionales de género son pasos necesarios.